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martes, 8 de enero de 2013

Espejismos


Hubo un tiempo remoto en donde se habían instalado espejos cóncavos en las esquinas de las calles, instalados de a pares, para ver si se aproxima un vehículo motorizado o no. El Ente Regulador de los Espejos Callejeros Tan Obsoletos (ERECTO), dispuso una mesa de ayuda, donde se registraron los siguientes reclamos/sugerencias:
1) Estaban mal orientados. Algunos hacia arriba, entonces los alumnos de los colegios lo utilizaban para hacer experimentos con los rayos del Sol. Otros hacia abajo, alguna que otra señora que había salido apurada de su casa lo aprovechaba para maquillarse. Otros estaban como queriendo no mirar lo que ocurría con el tránsito.
2) Algunos estaban muy bajos. Estos eran utilizados por los lustrabotas, para mostrarle al cliente como habían quedado lustrado los mocasines.
3) Otros fueron extraídos por transeúntes que no tenían espejos en sus casas. Se podían escuchar expresiones como: "Desde cuando te peinás vos, Hector?".
4) Otra cosa que ocurría en los días de mucho frío, era que se empañaban y perdían utilidad porque no se veía nada. Existen personas que son meticulosas y les gusta tener una visibilidad óptima. Tales personas, suelen bajarse del auto cada 4 ó 5 cuadras a repasar todos los vidrios. ¿Qué ocurría? También tenían que bajarse a repasar estos espejos, incluso aprovechaban la pasada y limpiaban las ventanas empañadas en las casas de la esquina. En el auto de tales individuos iba sonando a todo volumen el tema "Steamy Windows (Ventanas Empañadas)" de Tina Turner.
5) Algunos espejos estaban muy cerca de las casas y más que para los vehículos, servía para ver lo que circulaba en la vereda de la vuelta. Estos casos fueron ideales para las denominadas señoras con elevado interés comunitario (chusmas), porque podían ver lo que pasaba no solo en su cuadra, sino en la de la vuelta. Estas señoras podían realizar su espionaje, y detectar vecinos no agradables de la otra cuadra, por ejemplo, se ha escuchado a una abuela que estando con su nieta en la puerta decía: "Vamos! Vamos! Vamos para adentro que de la otra cuadra viene la pesada de la Elena.".

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